21/07/2021.- El pasado 6 de julio amanecimos con la terrible noticia del fallecimiento del padre Stan Swamy, jesuita indio de 84 años de edad, que llevaba encarcelado desde octubre de 2020 en la prisión de Taloja, en el Estado de Maharastra. Su muerte ha conmocionado a la Compañía de Jesús y al mundo entero por la crueldad de las circunstancias.
El padre Stan era conocido en la India por su trabajo en defensa de los derechos de las comunidades indígenas o adivasis en el Estado de Jharkahand, donde fundó y dirigió el Centro Social Bagaicha. Una labor a la que dedicó la mayor parte de su vida y que le llevó a convivir con estas comunidades y acompañarlas en sus reivindicaciones, siempre desde su manera de entender el vínculo entre la fe y la justicia. Fue el pasado mes de octubre, cuando su nombre dio la vuelta al mundo, debido a su arresto por parte de la Agencia Nacional de Información.
El padre Stan, que padecía de párkinson y otras dolencias propias de su edad, fue acusado mantener vínculos con grupos terroristas maoístas en el marco de las investigaciones del incidente Bhima Koregaon que tuvo lugar en enero de 2018. Su detención se sumó a la de otros 15 activistas encarcelados anteriormente bajo acusaciones similares. A todos ellos se les aplicó la Ley de Prevención de Actividades Ilícitas (UAPA, en inglés), una norma draconiana que permite las detenciones preventivas y que, como han puesto de manifiesto algunos juristas, va en contra de los principios básicos de la Constitución India, como la libertad, la igualdad, el derecho a la vida, la libertad, etc.
El día previo a su detención el padre Stan grabó un video negando cualquier relación con el caso y advirtiendo de la motivación política de su inminente detención que no es otra más que haber defendido los derechos de los pueblos tribales. Concretamente, el derecho a la consulta y a la propiedad de la tierra en el Estado de Jharkhand, donde los pueblos indígenas se ven constantemente sometidos a desplazamientos forzosos por el avance de las concesiones mineras y otros proyectos extractivistas. Como dijo entonces:
“lo que me está sucediendo a mi, no es algo que me esté pasando a mi solo. Es un proceso más amplio que afecta a todo el país. Somos todos conscientes de cómo se está encarcelando a prominentes intelectuales, abogados, escritores, poetas, activistas, líderes estudiantiles únicamente porque han expresado su disconformidad o han planteado cuestiones sobre el poder gobernante en la India. Esto es parte de un proceso y en parte estoy contento, porque no soy un testigo silencioso, sino parte del juego. Y estoy listo para pagar el precio que sea”
Ni el deterioro de su estado de salud durante su internamiento, ni los informes que han demostrado la falsedad de las pruebas empleadas por la Agencia Nacional de Investigación en el caso Bhima Koregaon, lograron su puesta en libertad. Sólo después de haber contraído el COVID-19 los jueces autorizaron el traslado a un hospital el pasado mes de mayo. Sin embargo, ya era tarde. La débil salud del padre Stan no aguantó y falleció a los pocos días de su ingreso.
Desde la Red Justice in Mining denunciamos el clima de represión que existe actualmente en la India y la criminalización que se está haciendo de los defensores de derechos humanos. Asimismo, queremos mostrar nuestro apoyo y solidaridad a los familiares y amigos del padre Stan, y a toda la familia ignaciana, especialmente a los jesuitas indios que continúan caminando junto a los más desfavorecidos y excluidos.
Como señaló el padre Xavier Jeyarat SJ, director del Secretariado para la Justicia Social y la Ecología de la Compañía de Jesús, durante la homilía en memoria del padre Stan celebrada en Roma: “hemos de celebrar [al Padre Stan]; celebrar su nacimiento en el cielo. Su muerte no es el final. Su muerte ha levantado muchas voces, altas y claras. Plantó la semilla de la esperanza para muchos cuando dijo: ‘Un pájaro enjaulado aún puede cantar’”.
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